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lunes, 1 de marzo de 2010

¿DE QUE PLANETA SON?...

Blanca no salía de su asombro al escuchar el nombre que su amiga Mileydi le iba a poner a su hijo a punto de nacer. Cual escena de telenovela la mujer a punto de parir pegaba gritos varios, sonoros y a veces matizados por una que otra grosería, pero jamás perdió la capacidad de responder con voz claramente inteligible a la pregunta:
• ¿Y qué nombre le pondrás?
• Brandon Bastry........ Brandon Bastry........ Brandon Bastry........
Cuando ella nació en este país valía la pena llamarse Blanca. Todavía no estaba de moda lo del "eco" y mucho menos anticiparse a saber el sexo del bebe en espera. Sin embargo su madre no tuvo ninguna duda: "Si es niña se llamará Blanca", nombre que sólo tuvo por competencia María, Josefina, Manuela o Carmen como la abuela.
¿Y sí es niño? Preguntó el futuro padre sonreído, convencido que su hijo merecía llevar su nombre como el más justo de los reconocimientos a un hombre como él: hombre enamorado, padre impaciente, trabajador innegable. ¡Pero se equivocaba! La madre de Blanca respondió:
• Si es niño, se llamará Carlos
El grito de decepción de José se escuchó cuadras abajo. Las lágrimas asomaban a sus ojos, porque a pesar de la hombría que lo caracterizaba tenía sus sentimientos. Ante semejante reacción se le ablandó el corazón a la parturienta quien dijo aunque ya con voz algo débil:
• Está bien, se llamará Carlos José.
Para salvación del matrimonio nació Blanca, lo cual evitó que la discusión siguiera adelante ¡Gracias a Dios, cuando nació su segundo hijo, José sintió que el corazón se le reventaba de orgullo, una vez que su mujer le repitió una y otra vez: ¡José, se llamará José!
¡Pero cómo cambiaron las cosas en este país! Blanca nunca ha logrado entender cuando comenzó todo, lo cierto es que en el camino hasta ella optó por presentarse simplemente como "Blan" porque por cosas que ya no desea ni recordar, su nombre se convirtió en una raya. Entre tanto surgía una gran y novedosa variedad: los jeferson, los kenedy, los Wilson, los Wilmer, después vino la etapa de los Yonatan, Yubiritza, y Yuribitzay.
Lo cierto es que con cada nacimiento llega una evidente sorpresa, un nuevo nombre que aprender, un país que se prepara para ser descubierto en algún momento, conformado por un gran número de ciudadanos que parecen venir de otro planeta ¿O será que los nombres no tienen que ver, con nuestra identidad y con los lazos que nos unen a nuestra tierra?